Fuente:miciudadreal.es
El XIII Festival Internacional de las Artes Escénicas de Calzada de Calatrava, impulsado por el Ayuntamiento calzadeño en colaboración con la Universidad Popular y el Celcit, llega el próximo sábado, 2 de noviembre, a las 20,30 horas, a su última jornada con la representación de la obra ‘Baile de Huesos’ dirigida e interpretada por Manuel Galiana, que pondrá el broche de oro a un exitoso festival que se ha estado celebrando, todos los fines de semana, desde el 12 de octubre, y que ha convertido el ‘Rafael Serrano’ en punto de encuentro para disfrutar de lo mejor de las artes escénicas. La entrada de esta jornada será de 6 euros.
‘Baile de huesos’ de Elena Belmonte (Premio Lázaro Carreter 2010) fue publicada en 2011 por la ADE y estrenada en 2011 en el Teatro Lagrada, la obra se reestrenó en 2013 en la sala Estudio 2 Manuel Galiana, donde se ha representado hasta la actualidad con excelentes críticas.
Tras permanecer tres años consecutivos en cartel en Estudio2 Manuel Galiana, ‘Baile de huesos’ regresa después de dos meses en el Teatro Lara. Una comedia dramática, tierna y vital de Elena Belmonte que apela a la emoción y la esperanza y cuyo objetivo último es invitar a la reflexión sobre los valores de la existencia.
Elena Belmonte convierte a ‘la muerte’ en un ser no sólo amable sino divertido y entrañable. Manuel Galiana, dirige la obra y es el encargado de interpretar a La Muerte. El resto del reparto lo forman los integrantes de la Compañía Martes Teatro: Óscar Olmeda, Myriam Gas, Jesús Ganuza y Pilar Ávila.
‘Baile de huesos’ es la historia de cuatro personas detenidas en un espacio vacío configurado como antesala de la muerte y esperan a que esta se presente para llevarles consigo.
Aguardan la llegada de la muerte mientras discuten, con paciencia o con temor, en una situación inevitable, heredera de Beckett y Sartre. Cuando la tensión alcanza cierta temperatura, la aparición de la temida figura crea un contrapunto sorprendente pues no es el horripilante ser de la guadaña que siega nuestra existencia, es un hombre sencillo, afable y parlanchín, con más pinta de funcionario que de verdugo, que incluso parece dudar de su labor. Para colmo, sabe que ha venido a llevarse a alguno de los presentes, pero no encuentra el papel donde lo tiene apuntado.
A partir de ahí, la muerte o Johnny, como gusta que le llamen, comenzará una serie de conversaciones con los cuatro convocados, Tobías, Lisa, Mauro y Cora, a fin de conocer las circunstancias que le han llevado hasta allí y quién de ellos será el elegido.
La muerte, a ratos transmutado en psicólogo, maestro e incluso confesor, cumplirá exquisita, pero también firmemente su cometido. Su carácter ingenuo es un rasgo añadido a la superioridad de su condición, aunque la gentileza de quien se sabe todopoderoso ofrezca nuevas oportunidades para la existencia de unos y acompañe suavemente en su último tránsito a quien le corresponde.
Belmonte dibuja con habilidad en los cuatro “pacientes” unas personalidades reconocibles: los cuatro albergan anhelos y dramas íntimos, cuyo descubrimiento constituirá la acción principal de la obra. Les ofrece la posibilidad de contar, de contradecirse, de enfrentarse y huir.
Tobías (Oscar Olmeda) es un fanfarroncete empeñado en matarse ante la pérdida, física, del amor. Es el que da el tono más jocoso y apostilla todo lo que sucede en escena. Lisa (Pilar Ávila) es una chica soñadora que vive encerrada en sus propias fantasías infantiles como reacción a su abandono materno. Es tierna, graciosa y buena. Mauro (Jesús Ganuza) es un hombre apocado que suple sus enormes carencias de habilidades sociales con la acumulación de conocimientos. Es un hombre de lo más gris que da mucho juego. Cora (Myriam Gas) ha tenido que luchar lo indecible para subir en la escala social. Por eso parece fría y calculadora, avariciosa y despiadada.
Baile de huesos posee el perfil de una comedia dramática, tierna y vital, que apela a la emoción y la esperanza y cuyo objetivo último es invitar a la reflexión sobre los valores de la existencia.